Miguel Pizarro dirige y actúa: «Todos Somos Job»
El Confesionario
Ray Zubiri
Qué fácil es amar a quien te ama, qué fácil es dar cuando tienes, qué fácil es ser agradecido cuando la abundancia y prosperidad está contigo, pero, qué pasaría ¿Si a quien más quieres muriera? ¿Si tu salud se viera afectada? ¿Si tu riqueza acabara? ¿Si tus bienes se esfumaran como humo?
De esto platiqué con el primer actor Miguel Pizarro quien estrena la obra “Todos Somos Job” cuyo guión tiene 8 años trabajando ya que se trata de un texto metafórico y contundente del libro de Job considerado el más teatral del Antiguo Testamento, de La Biblia, llevado a nuestros días con la ayuda de recursos multimedia.
Yo sé que en este momento que lean se dirán ¡ah es una obra religiosa¡ pero, ¿Qué crees? no es así, en pocas palabras es un traje a la medida, el cual nos queda a todos, sin importar que creencias religiosas tengas.
Pongamos en contexto la obra.
¿Quién fue Job?
Job era un ganadero muy rico de buen comportamiento, tenía siete hijos y tres hijas y se apartaba del mal y temía mucho ofender a Dios. Un día Satanás le dijo a Dios: «tratas demasiado bien a Job. Le concediste enorme cantidad de animales, y de personas. Así cualquiera se porta bien. Pero permítele que se le acaben sus riquezas, y verás cómo se portará de mal». – Y Dios le dijo a Satanás: «Te concedo permiso para que lo ataques en sus bienes, en sus animales y personas que le sirven. Pero cuidado ¡A él no lo vaya a tocar!».
Y así empezó todo un día mientras desayunaba llego el mensajero con una noticia; sus bueyes estaban arando, y sus asnas estaban pastando en el potrero y llegaron los guerrilleros y mataron a los trabajadores y se robaron todos los animales. Inmediatamente después, otro le dijo: «Cayeron rayos del cielo y mataron a todas sus ovejas y a sus pastores”, y así el siguiente: «Los enemigos del país vecino se dividieron en tres escuadrones y atacaron los camellos, mataron a los arrieros, y se llevaron todos los animales. Finalmente llego el ultimo mensajero: «Sus siete hijos y sus tres hijas estaban almorzando en casa del hijo mayor y se cayó el techo y los mató a todos».
Job se levantó, rasgó sus vestiduras en señal de tristeza; se rapó la cabeza en señal de duelo y exclamó: «Desnudo salí del vientre de mi madre. Sin nada volveré al sepulcro. Dios me lo dio, Dios me lo quitó. Bendito sea Dios».
Pasaba todo esto y no se quejaba, entonces lo atacó una enfermedad en la piel de cabeza a pies, terminó viviendo en la basura. Y hasta su mujer lo despreciaba y le decía: «¡Maldiga su suerte y muérase!».
Pero Job le respondió: «Si aceptamos de Dios los bienes, ¿Por qué no vamos a aceptar los males? que él permita que nos sucedan».
Terminadas las pruebas, Job continúa siendo fiel a Dios y, a pesar de todo lo ocurrido, sale triunfante, por lo que le es restituida su anterior felicidad, con más del doble de lo que tenía, excepto la vida de sus primeros hijos, aunque luego tiene siete hijos y tres hijas, repartiendo su cuantiosa herencia entre todos ellos.
Es así que Job vive su fe plena en Dios y agradece por todo lo que le pasa porque es lo que el eterno dispone para la perfección de su alma.
En mi opinión, está puesta en escena nos invita a reflexionar respecto a la forma en la que nosotros afrontamos la vida con triunfos y derrotas. ¿Cuántos podríamos agradecer los infortunios sin perder la fe en Dios?
Miguel Pizarro realiza este texto unipersonal con la participación especial vía multimedia de César Évora en el papel de Dios, Leticia Perdigón como la esposa de Job, Patricio Castillo (QEPD) quien interpretó a Elifaz, Roberto Mares como Elihú, David Ostrosky en el personaje de Sofar y Roberto Blandón como Bildad.
Las locaciones en las que aparecen tanto Job como dichos personajes fueron grabadas con el apoyo de instancias gubernamentales e iniciativa privada en el Puerto de San Blas, Playa del Rey y Playa El Borrego en Nayarit; en el ex convento de San José de Gracia –uno de los primeros conventos de la Nueva España– en Orizaba, Veracruz, y la ex hacienda de San Francisco Toxpan, en Córdoba, Veracruz, donde también participaron 62 miembros de «Drogadictos Anónimos”(AD) Otra parte de las imágenes fueron grabadas en el estudio de Pizarro en la Ciudad de México.
“Todos somos Job” cuenta también con la participación de Gina Pedret, Dayana Velver y Mino D’Blanc.
La música, así como la dirección cinematográfica y edición de todos los videos corrió a cargo del propio Miguel Pizarro, teniendo en dirección de fotografía a Daniel Chavoya, en la producción musical a Gerardo Guardia, en la iluminación a Sheila Piedra, como ingeniero en el sonido a Pedro Castillo y como RP y Difusión se encuentra Eder Zárate.
Y en este océano donde todos hemos preguntado lo mismo de manera diferente, tratamos de sostenernos a algo para no ahogarnos perdidos y a la deriva. Buscamos pertenecer a algo bueno, no podemos estar solos en el mundo ¿Estás en el camino correcto? ¿Estás haciendo lo que te hace feliz? menciona Pizarro.
Concluí con estas preguntas ¿Miguel crees en Dios? por supuesto, no soy santo, estoy lleno de defectos ¿y sabes por qué lo hago? porque me lo inculcaron en casa, pero hoy es mi interés personal que Dios exista en mi vida. ¿Dios te ama? Sí, me ama, yo siento que sí y que me tenía un trabajo y he tratado de andar en la vida con los ojos abiertos hoy quiero ser un buen discípulo de la vida, catador de la vida.
Y de la anécdota de cuando beso a Salma Hayek de eso, de eso platicaremos después.
Todos somos Job estará en temporada en La Capilla Gótica del Instituto Cultural Helénico (Av. Revolución No. 1500, colonia Guadalupe Inn, Ciudad de México) del 15 de abril y hasta el 28 de mayo.
La columna de esta semana ha terminado, pueden ir en paz.
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