CRONICA DE UNA CPNCENTRACION: 18 DE MARZO
Por: Carlos Alberto Evangelista Aniceto
En el camino hacia la plancha del Zócalo capitalino la emoción era evidente, fue el sábado 18 de marzo por la tarde, día inmejorable. La euforia se desbordaba en diferentes puntos del trayecto y no fue para menos: miles de personas, entre jóvenes, mujeres, adultos mayores, hombres y niños lanzaban ingeniosas consignas, gritaban y cantaban al ritmo de tambores.
El ambiente era genuinamente el de una fiesta.
Todos avanzábamos firmes, con la mirada orgullosa de haber frenado la era del saqueo, y ver con esperanza los logros alcanzados por el Estado mexicano, encabezado por la administración de nuestro Presidente de la República.
El abarrotamiento de compañeras y compañeros de lucha de todo el país llenó los principales accesos al primer cuadro de la Ciudad de México; niños y niñas en hombros, mujeres y hombres de todas las edades, con bastones y en sillas de ruedas, cada uno con sus medios llegó para festejar la honestidad, la libertad, la justicia social, la igualdad.
Una vez ubicados al pie del asta bandera pudimos escuchar a los oradores encargados de la administración de los energéticos nacionales a nivel federal, quienes dieron razón del avance de la producción de barriles de petróleo con las nuevas plantas refinadoras. Todos escuchamos atentos.
Si bien, ya había fijado mi postura con relación a la importancia de la Expropiación Petrolera y el reconocimiento de los trabajos del Gobierno de México, ese día Andrés Manuel López Obrador volvió a dar cátedra sobre el liderazgo nacional.
A todas y todos los presentes y el resto que seguía en redes sociales y noticieros, nos recordó que la soberanía nacional no sólo se trata de los bienes naturales que se encuentran en el territorio mexicano, sino también en la independencia y libertad de la autodeterminación.
Nuestro Presidente hizo alusión a Estados Unidos y las recientes declaraciones en las que amenazaron con considerar al narcotráfico como terrorismo, mero pretexto para poder mandar a personal militar armado a nuestro territorio, e invadir la soberanía de nuestro pueblo.
Como lo mencionó Andrés Manuel, México no es una colonia, ni mucho menos un protectorado de ningún gobierno extranjero, y que pese a sus amenazas, jamás permitirá que se pisotee la dignidad de nuestra patria.
Finalmente, ante los miles de asistentes, nuestro Presidente exaltó la configuración de la primera etapa de la Transformación, asegurando la continuidad con cualquier perfil que sea elegido.
Dijo que no se debe temer, pues la revolución de las conciencias es la base del cambio político nacional, y el concepto y modelo de humanismo mexicano ha permeado en la población, y será la razón por la cual el pueblo frenará las intenciones de los conservadores para regresar al poder, a lo que al unísono respondimos:
¡Oligarquía, corrupción, sometimiento, clasismo y racismo, no!
¡Democracia, honestidad, libertad, justicia social, igualdad y soberanía, sí!
Memoria de regeneración
Era 8 de julio de 2020 y el presidente López Obrador visitó la Casa Blanca con el entonces presidente de Estados Unidos, Donald Trump.
Ese día, nuestro Presidente dejó claro que México es un país y un pueblo digno, libre, democrático y soberano. Y reconoció que su homólogo norteamericano no pretendiera tratar a nuestro país como colonia, como sí sucedió durante el sexenio de Peña Nieto.
Desde entonces, y hasta en suelo extranjero, nuestro compañero Presidente no ha dejado duda de su amor y defensa por la patria y soberanía.
Cooperación sí, intervencionismo, no.